En este sentido en determinados momentos como el actual de crísis en el que las circunstancias se presentan adversas para fines económicos empresariales ésta situación se percibe como una oportunidad y, desde las instituciones, se intenta crear un estado de corresponsabilidad de la población para poder hacerle frente.
Sin embargo no debemos dejarnos llevar impetuosamente por la corriente emprendedora actual sin la imprescindible planificación que precede necesariamente a toda acción.
La planificación comprende tanto la selección de objetivos, programas y procedimientos que necesitaremos para alcanzarlos como un estudio económico pormenorizado de nuestro proyecto que nos proporcione, en concesuencia, un enfoque racional sobre su viabilidad. Además deberemos ser capaces de pronosticar y predecir nuestra evolución para crear las expectativas que constituyan la base de nuestros planes económicos de empresa.
Debemos emprender siempre, desde la necesidad y la oportunidad que el momento nos ofrece, pero con cautela y prudencia, con responsabilidad y conocimiento del mercado al que accedemos.
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